Dibuja algo con el
dedo sobre el polvo.
Las paredes son
blancas, pero las esquinas humedecen
y el olor a cerrado
es como cobijarse.
Y el olor a cerrado
es como cobijarse
y una extraña bruma
nos transporta lentamente
susurrando una
música amable que nos adormece.
Susurrando una
música amable que nos adormece
los cajones rebosan
papeles
y no hay manera de
poner orden.
Los cajones están
llenos de papeles
y el sillón, tan
cómodo, ahora parece viejo
y desde la ventana
se ve a los niños jugando en el parque.
Y vemos a los niños
jugando en un jardín
y uno no sabe a qué
atenerse, porque es imposible
adivinar si es un recuerdo o qué es
eso.
La imagen:
Es curioso porque
veo a Luís Cernuda viviendo en una mansión en lo alto de una montaña en una
Inglaterra que no existe, rodeada de montañas, lagos, bosques y cascadas. Y es
Luís Cernuda fumando una pipa mirando aburrido por la ventana. Va vestido con
un albornoz color pastel. Y no sé si esta escena existe en alguna fotografía
del escritor sevillano o la describe en alguno de sus poemas. Lo cierto es que
mira desde el cristal y no se atreve a salir al balcón. Mira el mundo a través
de un cristal que al mismo tiempo le refleja. Se ve a sí mismo medio
transparente y gigante sobre el relajante paisaje. Y no se sabe si mira el paisaje
o su reflejo porque lo que ve son una serie de imágenes idílicas muy alejadas
de sí mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario