Aunque sonreía,
recogía confusa
los trozos deljarrón.
Decía: esto quizás
pueda arreglarse
y miraba las formas
cortantes
de la cerámica
barnizada pensando
en el camino del
ser al nor-ser,
pensando en la
rutinas autoimpuestas
que nos confunden y
nos marean
como una pantalla de irrealidad.
Dice el 'Tao Te King': todo el mundo está alegre y sonriente como si festejaran el sacrificio de un buey, como si subieran al pabellón de primavera, tan solo yo permanezco tranquilo e impasible, como un recién nacido que todavía no ha sonreído.
Este poema, en parte, era un desarrollo de este fragmento, o una especie de glosa como se decía antiguamente.Las relaciones entre los dos textos no están claras, es solamente una imagen. Existe la percepción de algo que no llega a entender. El libro de Lao Tse es un libro de sabiduría y la cita expresa un conocimiento que es, precisamente, desaprendizaje, un retorno, que desde nuestra perspectiva tiene algo de triste o melancólico que precisamente lo que nos aleja de entenderlo.
También la sociedad de consumo y sus formas, sus consecuencias, no solo materiales. Baudrillard dice al respecto:
La práctica del consumo que se autoreviste de un carácter real y positivo, presentando, para remarcar su imagen de verosimilitud, a todos los individuos como elementos idénticos de una totalidad consumidora. Se desenvuelve, sin embargo, en la negación y la reversión de lo real; los signos nada tienen que ver con ningún tipo de realidad ni con ningún tipo de necesidad social o biológica.
Los productos del mercado evolucionan hasta convertirse en meros simulacros de sí mismos; adquieren una estructura señuelo, en la que su forma exterior, superficial, rompe la dependencia con respecto a su contenido profundo, y aparece, por lo tanto, una dimensión signo por la cual se invierte la relación entre objeto y mensaje: el mensaje no habla del objeto, el objeto habla del mensaje.
Hace ya casi dos años que escribí ese texto y me resulta imposible reconocerlo como mío.
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