viernes, 31 de enero de 2014

La zona muerta. Fragmento VI



Las nubes bajas caen
sobre nuestros cansados hombros.
¡Oh! Dile adiós a la tranquilidad del verano.
Adiós, adiós a la tranquilidad de la infancia.
El cielo gris es como la rutina
y el sol huye nervioso sin que podamos verlo.
¡Mira! ¡Qué bonito es todo esto!
Tantas hojas que emergen de la vera del río.
Este es mi lugar preferido.
Un enorme puente de piedra.
Las ramas de un árbol que oculta el cielo.
Y en el otro lado del río.
Quisiera montarme encima de tí
y restregar mi cuerpo.
y no me importa si nos miran.
Sabia violeta, florece cuanto antes.
Luz del sol que entra oblicua
por el hueco de la ventana.
Solamente debía
levantarle el vestido.
Tú nunca has sido tímido.
¿No estás a gusto aquí?
No… Pero no siempre, no a cualquier precio.
Abrazados parece que hace menos frío.
¿No sientes como que hace menos frío?
Pero un abrazo no es solamente algo físico,
en cierto sentido, también
podríamos abrazarnos emocionalmente.
El vaso golpea el cristal.
El cigarro se enciende
entre sus dedos y sus labios.
La ciudad parece que ha caído sobre el río,
pero siempre que quiero demostrarle que puede confiar en mí, sale corriendo.  



Todas las mujeres tienen historias personales de tan vasto alcance y tan poderosas como el numen de los cuentos de hadas. Pero hay una clase de historia en particular que tiene que ver con los secretos de una Mujer, especialmente los que se asocian con la vergüenza; dichos secretos contienen algunas de las más importantes historias a las que una mujer puede dedicar su tiempo. Para la mayoría de las mujeres, estas historias secretas son sus propias historias personales, incrustadas, no como piedras preciosas en una corona sino más bien como negra grava bajo la piel del alma.





6 comentarios: