domingo, 22 de diciembre de 2013

No busques la muerte si no es como inicio de la vida.



El alcohol humedece las esquinas,
potencia los tonos agudos
y se olvida de la sílaba om
-que nos abraza, nos da calor
y nos refresca. Como la imagen
del niño que de rodillas
no reza, ahoga insectos
en un charco de lluvia
que refleja el cielo y su cara.


'No busques la muerte si no es como inicio de la vida', quizás hable de algo que vemos constantemente pero negamos a aceptarlo en nuestro concepto de nosotros mismos. No la muerte como final de la existencia, sino la muerte como símbolo de un proceso.

El alcohol humedece las esquinas. Algo que escribí en otro lugar y que está relacionado: 

El alcohol te lanza emocionalmente hacía a los demás. No se puede estar borracho solo, porque la borrachera es siempre una conversación y si no tienes a nadie con quien hablar empieza uno a hacerse preguntas y más preguntas y a no ver respuestas por ningún lado. Pero en cambio vas caminando por una calle iluminada con farolas y con pocos coches pasando a gran velocidad con la música muy alta, y disparas tu alma hacía un grupo de personas que no conoces en realidad, que simplemente están contigo en ese momento y cuando al día siguiente se pasa el efecto del alcohol, recoges, cansado, tu alma como la red de un pescador y tienes que hacer un esfuerzo para limpiarla, porque,  por lo general, está llena de basura.


Potencia los tonos agudos. No sé por qué, pero es curioso que los sonidos mas agudos tienden de algún modo hacia la acción, pero ¿no os parece que hacía la acción como evasión, como forma de continuar sin ser del todo consciente? En cierto sentido, similar y opuesto a:


La silaba om. Uno de los mantras más sagrados de las religiones dhármicas. Está sílaba, este sonido grabe que podemos pronunciar con nuestra gargantas, se considerado por los hinduístas como el sonido primordial, origen y principio de todo lo existente. Además, los hisduístas creen que el mantra om, es eficaz para eliminar los errores en los sacrificios de fuego y de otro tipo. La meditación en este sonido conduce a la liberación espiritual... ¿pero no será quizás otra forma de evasión?


Como la imagen de un niño que de rodillas no reza. Un niño jugando en un jardín. Sus juegos y fantasías son un modo de conocimiento y yo diría que un buen modo de aprovechar el tiempo. Mancharse de barro es una de las consecuencia de sus acciónes, pero una alegre consecuencia en cualquier caso. Probablemente sea esta la imagen más importante del libro. 


Ahoga insectos en un charco de lluvia. Uno de mis recuerdos más vividos, de niño alejarme del grupo principal y jugar solo con unos escarabajos. El juego era cruel, consistía en una especie de vivisección -no es algo de lo que estar orgulloso-  pero sirvió para comprender algo sobre la naturaleza, algo sobre el mal y algo sobre la culpa y los remordimientos. 

También escribió Rimbaud:

Si deseo alguna agua de Europa, está en la charca 
negra y fría, en la que en tardes perfumadas,
un niño, acurrucado en sus tristezas, suelta
un barco leve cual mariposa de mayo.


Que refleja el cielo y su cara. La base inmanente, eso que está fuera y también está dentro.



Este es el poema que abre el libro Isolagnosis, corresponde a una serie de poemas en los que hice trampa, me obligué a escribir textos de nueve versos y escribirlos del modo mas expontáneo posible sin pensar en métrica, ritmos ni nada, no había que darles muchas vueltas. Esas eran las normas de este juego. 

Curiosamente, este poema es uno de los más redondos del libro y quizás sea el que mejor lo represente. Pero además, ocurrió algo interesante metricamente que en el momento de escribirlo no lo pensé y que si lo intento conscientemente no se me ocurre, por simple que sea. No es para tanto tampoco.

Nueve versos, tres tercetos. Mi tendencia natural es escribir versos impares de siete, nueve y once. O si no de catorce. En este poema se produce un movimiento que, creo, produce un efecto interesante: el primer terceto es impar, el segundo, par y el tercero impar de nuevo, provocando una sensación que en términos musicales podría acercarse al movimiento armónico II, V, I. Seminestable, inestable, estable. relajación, tensión, relajación. En fin. 














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